Cartas al director
Próxima estación legislativa, la mutilación
No toda impericia profesional produce las mismas consecuencias: no es igual pifiarla alicatando una pared que diseñando la estructura de un edificio o diagnosticando erróneamente una enfermedad mortal. Y una de las actividades susceptibles de producir mayores daños es la de hacer leyes; competencia que corresponde al Poder Legislativo y que, por eso, dispone del asesoramiento y asistencia de diferentes personas e instituciones que, junto a los debates parlamentarios previos, ayudan a eliminar posibles errores y deficiencias.
Cuando todas estas previsiones y garantías se ignoran, suceden los efectos negativos que estamos padeciendo con la denominada ley del «sólo sí es sí».
Pero no contentos con ello, esa misma parte del Legislativo que aprobó la citada ley, amenaza ahora con sacar una ley trans, con el mismo talante autosuficiente y despreciativo hacia quienes les advierten de los terribles efectos que una ley así, sobre tan delicada materia, podría generar. Una ley que implicará, no ya aminorar la pena a algunos culpables, sino condenar directamente a la mutilación perpetua a inocentes jóvenes y adolescentes que atraviesen por diferentes circunstancias un período de desorientación en su sexualidad.
Una muy progresista salvajada quirúrgica de la que en el futuro nadie querrá declararse responsable.