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Cartas al director

El que juega a ganar las encuestas

Dice un viejo adagio vaticano que el cardenal que entra favorito en el cónclave como posible Papa, sale como cardenal. Pues siguiendo esta afirmación tan genial, también habría que advertir al señor Feijóo que el partido político que solo juega a ganar las encuestas al final tiene muchas posibilidades de perder las elecciones. Porque, vamos a ver, el PP, la derecha en general, nunca gana elecciones sino que son el PSOE y la izquierda en general las que pierden las elecciones. Lo explico mejor. En España, tras la muerte del dictador y el comienzo de la democracia representativa, es decir, la modalidad de democracia basada en el sistema de partidos políticos y el sufragio universal, la derecha española siempre ha sido condenada al sambenito de ser los herederos de Franco, los fachas, la derechona y, en el lenguaje inclusivo de Podemos y la señora Montero y su séquito, pues la «banda de fascistas». Aunque pueda parecer una barbaridad, pero es así, desde las primeras elecciones democráticas de 1977. Como dijo Adolfo Suárez, primer presidente democrático de este país, heredero directo del Movimiento Nacional y falangista de toda la vida (hasta la muerte del dictador, claro), «España es de izquierdas». Pues claro que sí, guste o no guste. Los españoles de a pie no son de derechas en su mayoría porque la derecha como Dios manda, la de toda la vida, es una derecha apolítica, sin fuerza ni coraje (con algunas dignas excepciones, al estilo Isabel Díaz Ayuso) y con una única ideología, estar en contra de los comunistas. Vamos a ver, en Europa Occidental y en los países más desarrollados, ser de derechas es un lujo cultural, prototipo de la persona con formación y valores, no solo por proceder de familia bien o del taco. Por lo tanto, aunque parezca todo esto un mero ejercicio de sambenitos y aparentes falsos tópicos, propio de países incultos y poco desarrollados, aunque fuera cierto, la imposición de una cultura de izquierdas antidemocrática ejercida impunemente por los actores sectarios durante estos 40 años, ha calado profundamente en el tejido social, de forma casi irreversible, con la única excepción de un sector inteligente y culto de la sociedad civil que no se ha dejado adoctrinar y menos ser apesebrados como borregos. Así que, señor Feijóo, o usted espabila y plantea acciones y no meras observaciones pasivas, como plantear una moción de censura en condiciones y sin paliativos o excusas, o se va a ver con cara de estupor cuando el pueblo español, tan propio él, le diga, en unas elecciones, que no encuestas, lo que realmente piensa tanto de él como de la derecha a la que representa. Más claro, agua.