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Cartas al director

Vito Corleone y la España cocida

Cada año se nos viene encima el 6 de diciembre como la fecha inicial del festivo puente de la Constitución o de la Inmaculada, según la denomine cada cual. Un día que se celebra con temeraria dejadez, pues es fácil percibir que vivimos con una Constitución gravemente amenazada en su espíritu y finalidad, por un Gobierno cuyas acciones responden a una política suicida. Una política entreguista con dos regiones prácticamente abandonadas al triunfo del secesionismo. Una política que va minando el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional y la fundamental separación de poderes. Una política intervencionista de todas las instituciones en interés de los partidos que forman un Poder Ejecutivo que, sólo por mantenerse, es capaz de pactar con todos los enemigos de la continuidad de España como nación.

Y ante tan amargo panorama, observamos cómo a los españoles cada vez nos importa menos lo que sucede, y apenas reaccionamos ya: nos entretienen, ora con el fútbol, ora con un escandalito, ora con el trampantojo que toque agitarnos en cada momento. Quizás por todos estos tejemanejes y encubiertas negociaciones ante una adormecida población, recordé las palabras de Vito Corleone: «El que venga a ti con una propuesta de acuerdo o de reunión, ese es el traidor». Y también aquel cuento sobre cómo hay que cocer una rana: metiéndola en una olla con agua fría y elevando poco a poco la temperatura, porque si la metiéramos en agua hirviendo, la rana saltaría fuera de la olla.