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Cartas al director

De aquellos tiempos y lo que hemos sido

Pedro Sánchez y los que les apoyan, han modificado por la vía de urgencia, a través de una proposición de ley, tres leyes que son orgánicas, la del Código Penal, la del Poder Judicial y la del Tribunal Constitucional.

Y el Tribunal Constitucional dividido, algo insólito por la maldita politización de la justicia, prueba de ello, la mitad han demostrado ser la voz de su amo, y por ello, no fueron capaces de decidir, también, por la vía de urgencia, sobre un gravísimo problema para el Estado Español, para su Constitución, para el Jefe del Estado Español, para los altos jefes de los tres ejércitos y para la Fiscalía General del Estado.

Una votación amparada por la Presidenta del Congreso que se ha dejado guiar por su jefe, un cobarde que ni siquiera acudió al pleno. Un cobarde a las órdenes de quienes quieren traicionar y destruir la nación española.

Si el Tribunal Constitucional no es constitucional, que desaparezca el tribunal.

¿Qué es más grave, permitir que la sedición y la malversación dejen de cumplir su misión, o que existan esas penas para castigar a quienes las incumplan? ¿Acaso permitir un referéndum para la desmembración de la unidad nacional, es legal y constitucional? ¿Dónde ha estado, en la mente del alto tribunal, el beneficio de la duda?.

Tras una conferencia donde participó el primer ministro británico, Chamberlain, para aprobar el acuerdo de Múnich, en la que éste, por su cobardía, su ceguera política y traición, entregó Checoslovaquia al régimen nazi de Hitler, cuyo objetivo era la expansión nacionalista de Alemania, al regresar a Inglaterra y comunicarlo en el Parlamento, Winston Churchill, intervino diciendo, entre otras cosas, y dirigiéndose al primer ministro, lo siguiente: «Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra, elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra».

No creo, y así lo espero, porque los españoles tenemos más madurez que en aquellos nefastos tiempos para que acudamos a la confrontación, aunque, con esta aprobación en el Parlamento Español, la ceguera política, la cobardía y la traición, se han vuelto a repetir gracias a Pedro Sánchez y al PSOE.