Cartas al director
Periodistas
No hace mucho tiempo un periodista era alguien que hacia una buena entrevista o daba información relevante que de otra manera la audiencia nunca hubiera conocido. Ni que decir tiene que un periodista de un medio público era tan aséptico que no se sabía que preferencias políticas tenía, haciendo una entrevista tan buena a unos y a otros, sin que la audiencia notase su inclinación política; excepto aquellos de los medios independentistas catalanes que siempre han sido activistas políticos más que periodistas, no así los vascos en general.
Así debería de ser, pero hoy en día al entrevistador se le ve el plumero nada más empezar, y bajo mi punto de vista, eso no es un buen periodista. Hay comunicadores que son activistas en potencia, lo que les hace perder toda credibilidad, sobre todo cuando se doblegan antes los suyos. Reconozco a los buenos periodistas cuando les veo comunicar con objetividad y me impiden encasillarlos fácilmente. El periodismo, ese poder fáctico, debería ser más prudente en estos tiempos donde unos inconscientes están dividendo, de una manera sectaria, a la sociedad en dos partes claramente diferenciadas. Es una pena ver a periodistas de aparente prestigio comunicar de una manera tan parcial y generado odio por doquier.