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Cartas al director

La prisa no es buena consejera

Cesiones —y son muchas— al independentismo en medio de la alegría por el gordo de Navidad y los efluvios del cava de Nochebuena con tal acelerón que acabó derrapando en algo perfectamente evitable: las formas. La conjunción de intereses entre el PSOE, Unidas Podemos, Esquerra y Bildu es en estos momentos absoluta. Entre todos ellos suman 171 diputados. Los otros cinco para este caso llegan, con regularidad, de las filas del PNV, pero también hay otros aliados, como Más País y Compromís, que se prestan a apoyar las iniciativas gubernamentales proindependentistas. Así que esa mayoría en el Congreso quiso sacarse de encima el molesto trago de acabar de indultar a quienes atentaron contra el orden constitucional el 1-O, incluso a costa de ver cómo por el camino se pueden beneficiar otros delincuentes condenados, como Luis Bárcenas, Griñán o los miembros del PNV condenados por el caso De Miguel, y otros que podrían serlo en casos ya abiertos y pendientes de juicio, como la trama Azud que golpea al PSOE en Valencia. Pero la prisa, ya lo dice el refranero español, siempre es mala consejera. Y las formas, sobre todo en democracia, conviene respetarlas siempre. Por eso, el PP sólo ha ganado un poco de tiempo para frenar el cambio de mayorías en el Poder Judicial. Sánchez y sus aliados suman los votos suficientes en el Congreso para una reforma que acabará con uno de los logros de la Transición: la de imponer mayorías reforzadas para todos los temas de interés común. Y la Justicia debería de serlo. Algunos, como Íñigo Errejón o Gabriel Rufián, ya advirtieron de lo peligroso que puede ser rebajar esos límites con un ciclo electoral llamando a la puerta. Pero Pedro Sánchez se ha acostumbrado a vivir en el alambre desde que en el 2014 se lanzó a la pelea por el liderazgo del PSOE. Y el mañana le importa menos que el hoy.

Lo importante para el presidente es apuntalar su mayoría y silenciar el ruido a las críticas que sus concesiones a los independentistas puedan tener entre el electorado. Lo hizo con los indultos y lo hará con la reforma del Poder Judicial. Falta por ver si el precio final aún sube con un referendo secesionista, como denuncia el PP, o no.

Pero la prisa seguirá siendo mala consejera.