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Cartas al director

La autodeterminación de Segoviano

A las Cortes Generales no pueden llegar propuestas de cualquier tipo. El ciudadano medio español comprende que hay propuestas que no son planteables. El ciudadano medio de hoy dirá «niego la mayor», el ciudadano medio del pasado diría «nego suppositum»(niego el supuesto). Las Cortes Generales no pueden votar, verbigracia, si hay que reformar la Constitución para eliminar o perseguir a la tercera edad, a los cristianos o a los judíos... Al Parlamento español tampoco pueden llegar otras propuestas descabelladas de reforma constitucional, tales como suprimir los partidos políticos, el Ministerio de Defensa, el castellano en las aulas, o los sindicatos de trabajadores. El ciudadano medio español, sin necesidad de saber nada de leyes, sin ser juez o fiscal, sin ser deportista de élite, político, periodista, profesional sanitario, militar, «cultureta», incluso sin ser tertuliano o miembro del Tribunal Constitucional, comprende fácilmente que hay propuestas inaceptables, que nunca pueden llegar al Parlamento. Cuando en el pasado Europa admitió supuestos imposibles y aberrantes, primero se quemaron Parlamentos y luego vinieron las guerras. Pues eso, la autodeterminación de la señora Segoviano. Niego la mayor, niego el supuesto. Y estudiemos y discutamos sobre educación, sanidad, economía, emigrantes, pensiones, discapacitados, cultura, toros, arte, patrimonio histórico, medio ambiente, informática, justicia...