Cartas al director
La ferrolana Yolanda
Loba con piel de cordero, creo que es la definición más ajustada a la vicepresidenta Yolanda Díaz. Unidas Podemos le queda a la derecha. Me explico. Su capacidad camaleónica la podemos observar en los modelos y posados utilizados en su vestimenta actual cuando los pantalones vaqueros, camisetas raídas y chupas descoloridas eran su ajuar en el día a día en el consistorio ferrolano, o en transformar su odio visceral a la Iglesia en un paseo hasta el Vaticano y dedicarle al Papa sus mejores sonrisas ensayadas en el espejo dorado del Falcon que allí la llevó. La ambigüedad en la que se mueve no es, sino, una afirmación de estas palabras. En Ferrol, sin embargo, no se puede esconder; aquí sufrimos sus primeros pasos políticos, cuando la falta de experiencia aún desconoce el uso de las caretas, y así fue que de ella partió la idea de dejarnos sin la majestuosa y aplaudida Feria de la Ilustración (dedicada a la época que fue el germen del Ferrol que hoy conocemos) basándose en que despertaba «antiguos valores no deseados». Pero esa misma capacidad para parecer lo que no es la empleó para engañar a gente como Beiras o Iglesias, para utilizar sus infraestructuras y auparse en el poder. Si el PSOE tuviera la ocurrencia de incorporarla a sus filas para presentarla como candidata a la presidencia, no tengan ninguna duda de que habría aceptado, menos mal que tenemos al todopoderoso y acaparador Sánchez, mal menor ante la ferrolana, pues esta, una vez conseguido el máximo poder, ya no dudaría en quitarse la careta y recuperar sus verdaderas prendas del armario como así ha ocurrido con algunos regímenes totalitarios a lo largo de la historia.
Espero seguir viendo durante mucho tiempo a esta militante de Izquierda Unida (en algún partido tiene que constar) con sus modelos, tintes y demás parafernalias adecuadas a las revistas del papel couché, pues eso querrá decir que aún continuamos disfrutando de la España que conocemos, también como mal menor, claro.