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Cartas al director

Políticos culpables

Criticar a los políticos es saludable y necesario, pero rechazarlos no nos debe de dejar satisfechos. A los políticos se les debe someter a juicio y condenarlos como culpables conforme al derecho penal. Todo ello puede tener consecuencias no deseadas ni deseables.

Es difícil probar la culpabilidad de un gobernante que siempre puede alegar que cualquier gestión nefasta o letal de sus medidas no es culpa suya, aunque lleve su firma, bien porque no tenía mala intención, bien porque se limitó a seguir los consejos de los expertos. Incluso sin existir expertos, estos se compran de inmediato para echarles la culpa.

Les echan la culpa a otros incluso cuando son ladrones y violadores de la Constitución. Y si son condenados por ello el poder político les rebaja o anula las penas sentenciadas. Como acabamos de ver en nuestro país.

Es difícil que con todo esto un dirigente pueda dar confianza al pueblo. Rodear a un político con el derecho penal provoca que su prestigio personal empeore de inmediato. Y antes que esto suceda, cambia las leyes y los Tribunales de Justicia que le pueden juzgar y condenar por su mala gestión al margen de la ley. Y de esta forma las personas más psicópatas o depravadas se dedican a la política. Estos no consentirán que nadie los juzgue. Por lo tanto lo más adecuado es castigar a los malos políticos en las urnas. Hay políticos malos y los hay muy malos. Y los hay clamorosamente genocidas por sus ideologías.

El que apoya al genocida es evidente que está de acuerdo con el criminal, (estos son los extremos) pero gobiernan. El problema estriba en que si los políticos no son controlados ni juzgados porque no son culpables sino solo responsables, entonces resulta que esa responsabilidad también nos atañe al resto de los ciudadanos. Esto quiere decir que no podemos dejar de culpar a los políticos sin asumir nuestra responsabilidad, porque están donde están y hacen lo que hacen por nuestros votos…