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Cartas al director

El deber de educar en nuestra sociedad

Siempre recuerdo lo que decía el filósofo, jurista, ensayista traductor y profesor universitario, Antonio Escohotado:

«Un país es rico porque tiene educación».

Hace unos días hice un viaje a Madrid y utilicé con frecuencia los medios de transporte, autobuses, metro etc. para poder desplazarme de una zona a otra de la ciudad. Cuál fue mi asombro y mi tristeza al observar el poco civismo y educación al contemplar como personas jóvenes, a pesar de las indicaciones y señalizaciones de ceder los asientos a personas mayores con deficiencias motoras, señoras embarazadas, madres con niños pequeños etc. quedaban impasibles sentados en esos asientos, ensimismados en sus móviles y cómo se suele decir, yendo a su bola. No quiero generalizar, pues vi en dos ocasiones a dos jóvenes levantarse en un autobús para ceder su asiento a un señor con bastón y a una señora mayor.

Comparando los significados de educación y cultura, nos dice que educación es: formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenece. Y cultura: conjunto de conocimientos e ideas no especializados adquiridos gracias al desarrollo de las facultades intelectuales mediante lectura, estudio y el trabajo.

¿Por qué en nuestro sistema educativo no se potencian estos objetivos para que nuestra juventud se enriquezca y se comporten como buenos ciudadanos?

Insisto, la gran riqueza de un país es tener una excelente educación; sin educación no conseguimos ese equilibrio para que nuestra sociedad alcance esa libertad y ese respeto que todos merecemos.