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Cartas al director

Mendicidad y perros

Acaban de aprobar la controvertida ley de bienestar animal. Ignoro si en su articulado hay alguno que regule algo que va in crescendo. El andariego deambula por las calles de la ciudad y observa la proliferación de mendigos acompañados de perros. Hace unos años se desarticuló en Barcelona una banda criminal que traficaba con perros que importaban del este y que eran alquilados por horas a los indigentes; los canes eran sedados para no ser «sintientes». Nos sentimos receptivos a abrir el monedero cuando vemos al mejor amigo del hombre con su lánguida mirada de ojos implorantes siempre tumbado, ¿sedado?; es el cuadrúpedo y no el mendigo quien apela a nuestros sentimientos y quien nos enternece y aflora nuestra compasión y comprensión.

Resulta duro reconocerlo pero no podemos obviar la realidad. Apelo a quien corresponda para que tome cartas en este asunto ya caso que se incumpla la ley al utilizar perros como un imán que atraiga nuestra dadivosidad para hacer caja. Quienes amamos a los perros, quienes sabemos lo que supone su compañía y reconocemos que nos aportan mucho más que lo que reciben, quienes no necesitamos un carnet de animalista, exigimos un control exhaustivo para verificar que esos animales cumplen con su cartilla sanitaria y si la actividad que les obligan a desempeñar se considera explotación animal. Son perros pero no tienen que soportar una vida perra.