Cartas al director
Homenaje a la corrupción
Creí que mi capacidad de asombro había tocado techo. Pero no. Revilla, presidente de Cantabria, cita a los afiliados de su partido, el PRC, para homenajear al consejero de Obras Públicas en cuyo departamento se ha producido un caso escandaloso de corrupción. Esto no se había visto nunca. La dimisión del Consejero ha motivado que Revilla se sienta orgulloso, y explicó que su cese se debe al «elevado listón ético» que se ha marcado el PRC. Teniendo en cuenta que el Consejero no cumplió su misión de controlar a sus subordinados, permitiendo por indolencia que robaran a los contribuyentes cántabros desde su Consejería, no parece muy acertado hablar de conducta intachable, de orgullo y de ética. Es una distorsión malsana de la realidad. Los errores en política se pagan con la dimisión. Dimisión que debe percibirse como un acto de responsabilidad, sin estigma alguno de tragedia o heroicidad.
Revilla y su consejero han dicho que no sabían nada de la trama de corrupción descubierta. Se supone que es cierto porque si no entrarían de lleno en el código penal. Pero es vergonzoso que los casos de corrupción afloren por denuncias ajenas y no desde dentro, por quienes gestionan la política y viven de sus cargos.
Revilla, sobre los ERE, declaró que si Chaves y Griñán no sabían lo que pasaba, había que cesarlos por ineptos y, si lo sabían, por corruptos. Ahora tiene la oportunidad de asumir las exigencias éticas que reclama a sus adversarios.