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Cartas al director

Socialismo y liberalismo

«El cambio más profundo se ha producido en el PSOE, que ha renunciado al socialismo liberal en el que se había apoyado durante toda su historia para apoyarse sobre una mezcla de radicalismo y oportunismo populista». Alfonso Guerra.

En el prólogo a su libro, La España en la que creo, en Defensa de la Constitución, el que fue vicepresidente del Gobierno con Felipe González y vicesecretario general del PSOE, afirma algo que constituye una antinomia, es decir, que hace coincidir, en sustantivo y adjetivo, ideologías contrapuestas, el socialismo y el liberalismo.

Es muy cierto que no es el único que intenta unir tales idearios políticos, pero lo que provocaría es una confusión. El socialismo centra su foco de atención en el intervencionismo público mientras que el liberalismo lo hace en la actividad privada. Podríamos hacer más distinciones pero, con esto, considero más que suficiente.

Otra cosa distinta es que a igual que puede existir un socialismo moderado, de centroizquierda, que acepta la economía de mercado, también convive con un liberalismo de corte progresista que busca un relativo control de la economía para evitar disfunciones peligrosas, como puede observarse en los últimos cien años a partir del Crack del 29, preludio de otros trágicos acontecimientos en el mundo libre y occidental, cuyo últimos ejemplos se han sufrido de forma muy reciente en el tiempo.

Sin embargo, lo que sí resulta totalmente acertado es el diagnóstico que hace el que fuera el omnipresente y gran estratega del PSOE del último tercio del pasado siglo XX, representante del ala más radical que se llamó «guerrismo», frente a los más moderados del «felipismo», lo que, teniendo en cuenta la afirmación del reseñado, no deja de resultar una paradoja en los tiempos del «sanchismo» que, desgraciadamente, se sufre en la actualidad.

Ahora bien, de socialismo liberal, más bien entrecomillado, para evitar más confusión a la ya existente. Personalmente, y como liberal, prefiero no mezclar churras con merinas porque, a la postre, ganan los socialistas de todos los partidos en lugar del liberalismo más auténtico, como diría el maestro Fiedrich Hayek en su magnífico libro, clásico para todos los liberales que se precien, Camino de servidumbre.

Porque, de socialistas, y de socialismo, ya hemos tenido bastante experiencia en España. No hay que caer en la trampa dialéctica.

Julio José Elias Baturones

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