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Cartas al director

La moción de Vox

No despertaría mucho interés para el público en general, pero la moción tuvo momentos interesantes, sobre todo los protagonizados por don Ramón Tamames cuyo nivel intelectual está, ya lo sabíamos, muy por encima del de la mayoría de los políticos actuales, algo por otra parte fácil de conseguir. Para la Historia quedarán algunas frases lapidarias que Tamames dedicó al parlanchín Sánchez, que habló durante horas solo para satisfacer su ego sin contestar a ninguna pregunta, y otras locuciones brindadas al furibundo Patxi López, a Yolanda Díaz, a algún que otro miembro del Gobierno o a sus conmilitones del clan Frankenstein.

Por lo demás, como se esperaba, no parece que la moción haya podido proporcionar algún rédito electoral a nadie por muchos sondeos de opinión que se hayan publicado. No es probable ningún trasvase de voto entre partidos, y las izquierdas seguirán en su estercolero mental. Sánchez aprovechó para asestar un golpe a Podemos intentando lanzar al estrellato a su favorita, Yolanda Díaz, dividiendo aún más a la extrema izquierda o, tampoco lo descarten, nombrarla sucesora en un futuro PSOE largocaballerista.

Abascal, correcto como presentador de la moción, pese a quien pese, cada día progresa como congresista y orador.

El PP fue protagonista involuntario. Puede que Vox quisiera enfrentarlos a sus contradicciones, pero ni Abascal ni Tamames atacaron demasiado a la formación «pepera» y sin embargo, como también se esperaba, todas las variopintas izquierdas dedicaron sus mayores invectivas al ausente Feijóo –su mayor rival– tan criticado por no estar como lo sería de haber estado presente por aquello del ¿y qué hace usted aquí?

Cuca Gamarra salió airosa de su explicación de la abstención (a unos habrá convencido más que a otros), pero sin dejar de incidir en el hecho de que Sánchez ha hecho méritos sobrados para ser censurado y, si en algo tiene toda la razón es que en mayo empezaremos a conocer la verdadera medida en que los españoles censuran o no al sanchismo.

Sería oportuna o no la moción, todo es opinable, pero desnudar al sanchismo nunca está de más.