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Cartas al director

Reincidentes

En las noticias de algunos medios informativos, especialmente en algunas radios y también en algunos de los medios escritos, podemos encontrar a veces información de ciertos delincuentes detenidos por policías y que ya son conocidos por ellos, pues varias veces repitieron sus fechorías, pero la ley les ampara y reinciden cuantas veces sea preciso y vean la oportunidad. Ejemplo típico de estos transgresores son los okupas, a quienes les importa un bledo dejar en la calle al pobre dueño que «sudó» toda su vida para hacerse con un pisito; a estos también les ampara la ley, pues en caso contrario les echarían a patadas el primer día de ocupación y ellos permanecen meses o años sin dejar entrar a su propietario. Ya lo dice el adagio: «La esperanza del perdón alienta al pillo y al ladrón».

Algo parecido ocurre en la política, pues el Gobierno, sabiendo que tiene en sus manos a la justicia por la sumisión de los jueces de ideología afín, hace y deshace cuanto quiere sabiendo que tiene ese respaldo, como el delincuente que tiene la experiencia de que no le pasa nada. Y son múltiples las denuncias formuladas contra el Gobierno. En unas han salido victoriosos, por la coincidencia de la intervención de ciertos jueces serviles de Pedro Sánchez (alias fray Mentiras), y en otras han tropezado con magistrados honestos y nada sumisos a las derivas del Gobierno. El último caso de tropiezo judicial de nuestro Gobierno ha sido el abuso de poder contra el coronel de la Guardia Civil, Diego Pérez de los Cobos –persona que prestó grandes servicios a España– por su despido inadmisible; pero además ahora, el insensato ministro Marlaska, suelta la mentira de que fue corrupto, por cuya acusación infundada y difamatoria, el coronel puede querellarse contra el ministro.

Es muy triste que el Gobierno que tenemos haya acaparado, además de otras muchas instituciones del Estado, poniéndolas a su servicio, la sumisión de gran parte de la Justicia, para recrearse, sin el rechazo judicial, en promulgar leyes que amparen a los delincuentes con los que compadrea y que son enemigos de España. Pero que tengan en cuenta que «perdonar al malo, es alentarlo».