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Cartas al director

Hijos o perros

Parece que ya se cruzan dos maneras de cuidar y mirar a un hijo;lla manera de una mujer o un hombre que paga por tenerlo, y la manera de un padre «médico» detenido por maltrato a sus hijos, nada menos que ocho. Dos modelos distintos y totalmente opuestos. Pero dos modelos que en algún momento se asemejan, por raros y extraños, por no decir amargos.

El médico sospechoso de maltrato daba a sus hijos una vida de perros, según nos dicen, lo mismo los abandonaba a la intemperie en un patio lleno de excrementos que los recluía en una cueva. ¿Ha pretendido este padre someter a los hijos a una vida oculta para que nadie los vea? Y la mujer que ha pagado para tener una hija y la pasea por la calle dándole una existencia de mucho bienestar. ¿No hay aquí mucha diferencia?

Ellas, la que ha pagado y la hija, viven lejos, pero están aquí todo el tiempo, sin moverse de la prensa del hígado y el corazón, más los programas televisivos basurientos, depende el horario. De modo que están, las dos, todo el día en la calle. Así que son dos maneras de ejercer la maternidad o la paternidad sin pensar tanto en la descendencia de uno mismo.

Y ahora, en un caso y otro, dependen de la ley y el derecho que un menor tiene al anonimato, empezando o acabando por el progenitor o la progenitora. Uno los oculta en una choza y otra la enseña con libertad desde la cuna.

En España hay que hacer un cursillo obligado por ley para tener y cuidar un perro. Para tener un hijo, cuidarle y educarle, ya vemos que no hace falta tanto. Ya vale más un perro que un niño. Los animales, criaturas de Dios, son arte y parte de la casa común. Solo hay que buscar el equilibrio entre el sentido común y las emociones. Para no perder la humanidad…

Maximo de la Peña Bermejo

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