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Cartas al director

Indecencia

En nuestra lengua, decente va ligado a: honesto, justo, debido, digno, de buena calidad, etc.

Adjetivos que, en teoría, deben acompañar a todo gobernante (ni siquiera se le pide eficacia y buena gestión), al que cabe exigir un plus de moralidad por la responsabilidad que tiene y por los fondos de que dispone. Si un gobernante, sea del ámbito que fuere, nacional, autonómico o local, califica como indecente a un socio de gobierno, o a un grupo con el que efectúa acuerdos, queda expuesto a que el oyente haga un análisis, una simple comparación, para determinar los motivos de tal afirmación, y, por tanto, se arriesga a ser considerado también un indecente.

En el ámbito de la política real, la que vemos día a día, se hace necesario llevar a cabo lo afirmado en la frase «la mujer del Cesar no sólo debe ser honesta, sino parecerlo», siendo el Cesar actual cualquiera que ocupe un cargo. Pero resulta una burla para el pueblo español calificar como indecente a un partido político pero seguir pactando con él, ¿hasta dónde se extiende la indecencia en tal caso?

Luciano Ibañez Dobon

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