Cartas al director
Pistoleros en las instituciones
Pensábamos que la indecencia de Sánchez había llegado al límite, pero no. Nadie podía vaticinar que su capacidad para degradar la política alcanzaría niveles de zafiedad tan altos para poder justificar que los asesinos de ETA puedan entrar en las instituciones democráticas. Es espeluznante que Bildu lleve en sus listas electorales a pistoleros sanguinarios avalados por el presidente del Gobierno. Pistoleros que en muchos casos serán mantenidos con sueldos sufragados por sus víctimas. Algunos socialistas se han «atrevido» a declarar un descafeinado «no me gusta», pero permaneciendo amarrados a la poltrona y a sus sueldos, y sin el valor moral de dar un portazo a Sánchez. La vicepresidenta Calviño ha defendido las listas de Bildu y ha dicho que ETA dejó de matar hace una década, que es el pasado y tenemos que superar esa fase. ¿Pero Franco y José Antonio Primo de Rivera no son el pasado? ¿Por qué predican el olvido de Txapote con las pistolas aún humeantes y se ensañan con los cadáveres del franquismo? ¿Por qué predican el olvido por llevar sin matar una década y profanan la tumba de Primo de Rivera, enterrado hace mas de ocho décadas? Sus contradicciones y su sectarismo son escandalosos. Sánchez se olvidará de los pistoleros que asesinaron a sus compañeros Ernest Lluch, o Fernando Múgica, pero no de las momias del régimen franquista.
La ministra de Igualdad ha defendido a Bildu, y ha exigido máximo respeto a la legalidad. Pero la excajera ignora que un partido legal deja de serlo si incumple la ley de partidos políticos incluyendo en sus listas candidatos con delitos de sangre de los que no se han retractado públicamente, como es el caso. Por lo tanto respetando la legalidad, debería considerarse la ilegalización del partido.