Cartas al director
Hay que ir a votar
Ya estamos en la recta final de la campaña electoral y ahora los partidos echan el resto. Es la semana decisiva. Los grandes partidos andan obsesionados en movilizar a sus votantes, en convencerlos de que no se queden en casa y acudan a votar. Más que intentar atraer a nuevos electores, estas grandes formaciones ya consolidadas lo que quieren es que los suyos no les fallen. Y por eso, en estos últimos días los mensajes se hacen más directos y se apela más a la emoción que no a la razón. La participación va a ser decisiva para decidir algunas alcaldías y gobiernos municipales, pero es difícil concluir a qué partidos beneficia más. Es cierto que las agrupaciones más pequeñas tienen más posibilidades de obtener representación electoral si la participación es baja y se tiende a pensar que los partidos que están en posiciones más extremas, tanto a la derecha como a la izquierda, pueden tener un elector más fiel que las formaciones que están más al centro como PP y PSOE. La abstención tiene consecuencias tan importantes como ir a votar. No es lo mismo el voto en blanco que la abstención, ya que un partido debe obtener por lo menos un 5 % de los votos emitidos para obtener representación. Cuantas menos personas voten, menos votos serán necesarios para alcanzar este 5 %. Por tanto, una alta abstención facilita que partidos pequeños puedan entrar en las instituciones. Los sondeos ejercen una función muy importante, al margen de si aciertan o no el resultado de sus vaticinios. Al final, todo es mucho más sencillo: si no quieren que les gobierne según quién, no lo duden, vayan a votar. Es la grandeza de la democracia.