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Cartas al director

Balance electoral y futuro

La suerte ya está echada. Pasaron las elecciones y los resultados han contentado a unos y entristecido a otros. Es lo que hay. Echando la vista atrás, nadie se puede quejar. Los partidos políticos y la mayoría de sus candidatos han insistido en polarizar la realidad. Esto es, extremar sus discursos y argumentaciones hasta límites insospechados, superando aquello que algunos denominaban líneas rojas.

Han buscado el enfrentamiento continuo de sus posturas hasta exacerbar la rivalidad al máximo nivel. Haciendo un balance y extrayendo consecuencias, se ha comprobado la falta de realismo y de sensatez.

Por eso han prevalecido los ataques personales, se ha insistido en los aspectos negativos y apenas se mencionaron proposiciones en positivo.

También, hemos constatado la ausencia de compromisos y, sobre todo, la defensa de ideas y de valores. Esto es, se habló mucho y mal del contrario y de los adversarios, más de lo que se deseaba hacer. Muchos de los candidatos y formaciones políticas no estaban sensibilizados por los problemas que verdaderamente preocupaban a sus vecinos, sino que su objetivo principal radicaba en atacar al adversario. Me ha llamado la atención la casi ausencia de proyectos de futuro y la definición de algún compromiso firme y taxativo. Ahora, que hay que conformar los gobiernos locales y autonómicos, tendremos la oportunidad de saber, a ciencia cierta, cuál es el verdadero programa que se va a llevar a cabo. Ahora, de cara a las próximas elecciones generales, sabemos lo que hay que exigir a los candidatos: humildad, sensatez y claridad. Los votantes siempre tienen la razón y a ellos hay que dirigirse continuamente, no solo en las campañas.