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Cartas al director

Las malas noticias

Veo los telediarios y todo son malas noticias, una detrás de otra, aquí y allí por toda España. Los medios de comunicación relatan los hechos y cunde una mezcla de indiferencia y agotamiento que nos deja paralizados. La manera de funcionar es tener optimismo, tengamos en cuenta que en el mundo de las noticias existe una verdadera carrera a ver quién llega antes, unas se comen a las otras y en pocas horas pierden su fuerza, se disuelven, se evaporan. El optimismo es una forma positiva de interpretar la realidad. La mejor de las vidas está llena de derrotas.

Por eso es importante aprender a interpretar la realidad con hechos reales y concretos. Hoy el mundo está rebosando de noticias negativas, de noticias malas, duras y terribles. Pero hay un optimismo personal y otro colectivo. El primero consiste en nuestro sistema de creencias y de fe. Las ideas se tienen, con la fe se actúa. El hombre se ha ido alejando de su espíritu y se ha vuelto cada vez más materialista. Y esto no es bueno, porque renuncia a una de las cualidades de la vida, que da respuesta a las grandes preguntas: ¿De dónde venimos, a donde vamos con el egoísmo y la mentira? ¿Cuál es el sentido de la vida? La verdad y la muerte.

La vida está llena de dos tipos de traumas, los que son impactos de gran alcance por la magnitud de los hechos. Y los que son vivencias pequeñas y negativas de menor intensidad que se acumulan como un rosario de adversidades. Es la experiencia de la vida.

Hoy el hombre ya no depende de sí mismo, sino de la actuación del que le gobierna sin saber cómo. Aquí, solo saben abrir las dos Españas para que haya enfermos de odio. ¿No somos capaces de cerrar las heridas del pasado? Y tener la valentía de acercarnos unos y otros y tener un optimismo general. España tiene una historia grande de unidad conquistada. Con sabiduría e inteligencia, unidad y optimismo…