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Cartas al director

Elegir sí, pero así no

El sistema de representación a través del voto popular propone un mandato y un derecho. Elegir supone escoger, a ser posible, entre las mejores opciones cuando las hay. Queremos vivir mejor, elegimos el trabajo a la subvención, la honestidad a la picaresca, ser respetado y tomado en cuenta, en lugar de ser aporreado y engañado con la pobreza.

En las próximas elecciones generales, en mayor o en menor medida, acudiremos a votar para que no nos engañen y buscar una verdad alternativa. Por mucho que se empeñen en poner dificultades a ese principio democrático de elección. Y lo quieran sustituir por el elemental descarte. Al poner todas las dificultades para ejercer tus derechos democráticos. Una sociedad que no sabe defender su democracia, por muchas dificultades que le pongan, es una sociedad fracasada.

Traficando con mentiras hemos llegado a la campaña electoral más caliente. Pero el pueblo con calor o frío. Nosotros, el pueblo, iremos todos a votar. Entre todo lo malo, optamos por lo menos malo, evitando lo peor conocido. Entre la maldad y la bondad hay pequeñas valentías que debemos poner en práctica para sobrevivir. Seguir en lo peor es el camino directo a la dictadura de la hambruna.

El peor castigo que pueda tener un ser humano es que le domine una dictadura del hambre y la pobreza, la que crea angustia y miedo. Y a este abismo se llega por muchos motivos, entre ellos, por la irresponsabilidad de los dirigentes políticos que se empeñan todos los días en engañar con sus mentiras porque no tienen ningún fondo ideológico, nada más que el fondo de armario antidemocrático.

La democracia se defiende usando sus herramientas, no solo consiste en elecciones, por mucho que nos gusten a los españoles, también en responsabilidad, individual y colectiva, ejerciendo lo único democrático, depositar el voto en una urna con libertad…