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Cartas al director

Yolanda Díaz, reina del tablero comunista

«Jaque mate» es lo que debe haber pensado Yolanda Díaz tras conseguir, no solo un acuerdo de inclusión de Podemos en su plataforma «Sumar», sino conseguir excluir del proyecto a nombres tan polémicos como Irene Montero o Rodríguez Pam, representantes, no del feminismo, sino de sí mismas y de sus ideas sectarias. Y es que si los precedentes nos ponían en alerta de que las bicefalias no son buenas –basta recordar el enfrentamiento entre los socialistas Almunia y Borrell allá por 1998– la jugada de Díaz ha sido, cuanto menos, encomiable desde la perspectiva de la estrategia política: un endiosado Pablo Iglesias señaló con su dedo a la entonces ministra de Trabajo como candidata a las próximas generales sin imaginar que, lejos de obedecerle, se convertiría en un boomerang que ha acabado arrasando el partido para reducirlo a una simple marca más dentro de su plataforma, así como eclipsando a quienes fueran –o así al menos se creyeran– los pesos pesados e imprescindibles de la formación morada.

Puede encontrarse Yolanda Díaz en las antípodas de nuestra ideología, pero si hay algo que ha de serle reconocido es el olfato político: sin saber cuántos votos obtendrá finalmente en la cita estival que con las urnas Sánchez ha convocado, está claro que ya ha ganado un buen puñado de todo ese electorado que se encuentra a la izquierda de la izquierda –a la izquierda de lo que fue el PSOE– y que, a pesar de ello, creen en una alternativa decente, con políticas que no resulten las herramientas con las que el adversario acabará tumbándote, y con razón.