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Cartas al director

Hasta cuándo la esclavitud

No reconozco en este mundo otro mal que la mentira, que es capaz de ocultar la muerte. Si el pueblo soberano estuviera obligado a no mentir, el pueblo seria libre. ¿Qué le está pasando a esta generación del siglo XXI? Que tiene tanto amor por la esclavitud del soberano de la megafonía de Twitter que desconecta la red de un presidente de los EE. UU. Sin mediación judicial. Por el arbitrio de un empresario capitalista disfrazado de mendigo que acomete a dos manos la globalización de la dictadura del siglo XXI.

El capitalismo en el siglo XX derrotó en todos los frentes a la dictadura comunista para que los pueblos no se murieran de hambre y tuvieran libertad. Solo le falto derrotarle en el arte de la mentira. Lo que está ahora resurgiendo para derrotar al capitalismo. Y los resignados espectadores de esta guerra declarada contra la verdad, toleran el escándalo porque la mentira del déspota es siempre una limosna para el esclavo.

La ideología soviética es en lo que creen los esclavos. En el totalitarismo fascista de Lenin, que no había derechos, sino sistema de normas. El revés del Derecho liberal que, en vez de la violencia fascista soviética, se usa la verdad, la justicia y el Derecho. ¿No estaremos en plena dictadura del progresariado?

La progresía es el faro moral de los anticapitalistas ricos, anarquistas, sindicalistas millonarios y progres de salón, buscan en Twitter como machacar a los que no piensan como ellos. Los «antifas» usan a los millonarios progres como antorcha de la libertad. ¡Pobres ignorantes! Que se dejan engañar de los ricos que se ponen la anilla en la nariz para que el tontito al verlo, no lo incluya en su lista de fascista. Estos Bezos, Bill Gates y los chinos de Tik-Tok de los esclavos, donde se puede calumniar desde el anonimato, han puesto el viejo cartel de las tabernas para secuestrar la libertad: «Se reserva el derecho de admisión». Estos leninistas que buscaron la verdad pero al hallarla no creyeron en ella. Como decía Cernuda. Vivimos con la mentira y la avaricia del capital progre, engañando a los pobres del pensamiento único…