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Cartas al director

Una tal María Guardiola

Aherrojada y siempre condicionada por los sucesivos caciquismos y políticos mediocres; sin sacar rentabilidad a su gran riqueza agrícola y ganadera; con una industria en pañales o todavía por nacer; con unas comunicaciones tercermundistas con el resto de España. Con casi cuarenta años de gobiernos socialistas, que no han conseguido ni siquiera paliar el ya tan perdurable, cansino y vergonzoso retraso de una región con tantas posibilidades como para no estar siempre situada a la cola de la cola de España. Pues nada, una tal María Guardiola, supuestamente de derechas y votada por los extremeños que quieren un cambio político en esa región, parece sólo ocupada y preocupada por el colectivo, o colectiva o colective LGTBI, o si a la violencia de género hay que llamarla así o de otra forma. Mientras muchos extremeños se arrepentirán de haber votado a una señora que parece un submarino de la izquierda más rancia que padecemos los españoles, Fernández Vara se frota las manos de contento al comprobar que con «estos enemigos no necesitamos a los amigos».