Proponer algo decente

Tras la intervención plañidero-laudatoria del presidente del Gobierno en el Congreso ante sus huestes y su última entrevista «donde dije digo digo Diego» en Onda Cero –actuaciones esquizofrénicas ambas–, en cualquier «país de nuestro entorno» los ministros dejados en solfa –casi todos– hubieran dimitido ipso facto y se habría declarado una crisis de gobierno. El Gobierno así autodesautorizado por su propio presidente se dedicaría a gestionar con unos técnicos serios los asuntos públicos in pectore, procurando llegar a las elecciones generales preparando una más que probable entrega de poderes sobria y digna, ejemplo de buen hacer. Más ostentando España la presidencia de turno del Consejo de la UE, que sólo toca ahora cada 14 años y es un escaparate político sin igual. Pero no; entretanto, los sufridos ciudadanos nos vemos abocados a buscar protección frente a tanta contradicción evidente –se llama mentir, no «cambiar de postura política»–, frente a la indignación que produce y al inútil estrés añadido que genera esta suma creciente de despropósitos. A todas luces, ciertos políticos son incapaces de salir de la espiral ombliguista en que se desfogan. Creo que los españoles sí. Votando cada cuatro años. Propongan algo decente y racional, por favor.