Fundado en 1910

Cartas al director

Por una buena comunicación de los pueblos

Era pequeña cuando escribía estos versos para la revista del colegio en el que cursaba quinto o sexto de primaria (año 1999/2000): «Qué pena que Espejo se muera, llevándose consigo el castillo, sepultándolo entre un mar de olivos, dejándolo para siempre en el olvido».

Muchos pueblos de España se están quedando vacíos o, simplemente, ya están despoblados, debido a un marcado desplazamiento de la población de las zonas rurales a las urbanas. Pongo como ejemplo, el pueblo de Espejo (Córdoba), pueblo que pierde población porque la zona urbana cercana ofrece mayor oportunidad de empleo. Siendo otro agravante que la carretera que comunica dicho pueblo con la ciudad es convencional, cuyos tramos tienen muchas curvas, cambios de rasante, mucho tráfico de coches, camiones, cosechadoras y tractores (en las épocas de mayor actividad agrícola), tramos, también, con alto índice de accidentes de tráfico. Todo esto condiciona que sea poco atractivo el vivir en el pueblo.

Creo que es obvio el hecho de que mucha gente oriunda de pequeños pueblos quiera irse a vivir a las ciudades cercanas. Entre otras cosas, por el hecho de la mala comunicación que existe entre dichos pueblos y la respectiva ciudad y el hecho de que, por uno u otro motivo, estos pueblos generan poco trabajo y oportunidades laborales para la gente joven, por no hablar de las actividades de ocio/cultura que se ofertan.

Vivir en el pueblo tiene sus ventajas y sus inconvenientes, al igual que vivir en una ciudad. He vivido en ambos sitios y puedo decir que, habiéndome criado en un pueblo, seguiría viviendo en él si las condiciones de comunicación fuesen mejores y la diversidad de actividades fueran más amplias y variadas. Porque, y así lo creo, vivir en un pueblo es mucho más económico, y hago hincapié en la vivienda. Y para los amantes de la naturaleza y lo rural, es una gozada.

Ahora que se aproximan fechas electorales, podemos pedir a nuestros políticos que se acuerden de la población de estos pueblos en declive. Y, en vez de prometer sólo en campaña electoral, trabajen con eficacia en toda la legislatura, cumpliendo con hechos todas las promesas. Ya que, como bien dice el dicho popular: «Las palabras se las lleva el viento».