Cartas al director
El caciquismo del siglo XXI
Aquellas caricaturas que satirizaban el caciquismo decimonónico con un terrateniente panzudo y trajeado manejando al campesino para manipular su voto no se encuentran tan distanciadas conceptualmente de la última propuesta de Yolanda Díaz –en la línea del bono cultural joven de Sánchez– de dar veinte mil euros a los jóvenes al cumplir dieciocho años para emprender o formarse: una mascarada en la que se encuentra latente el caciquismo posmoderno del siglo XXI.
Lejos de defender ayudas para la creación de empresas, incentivos y una reforma fiscal, así como un sistema justo y equitativo de becas basado, no tanto en la renta familiar como sí en el esfuerzo del estudiante, la propuesta de Díaz no responde a otro fin que la populista y demagoga voluntad de comprar votos prometiendo regar los bolsillos de todo un sector de la sociedad que este año ejercerá por vez primera su derecho al voto, adornado, eso sí, con la peligrosa retórica de la oquedad que caracteriza el discurso de los neocomunistas: dinero para todos hasta que no haya para nadie y, por tanto, la anacrónica lucha de clases deje de ser necesaria porque estas no existirán, dejando así arrinconados los principios de toda democracia liberal: individuo, propiedad privada y meritocracia.
En fin, pone frente al espejo esta medida al hoy «Sumar», ayer «Podemos», que, a pesar de haberse rebautizado, no han obtenido la gracia de abandonar el dogma totalitario del comunismo y la recalcitrante voluntad de fomentar una sociedad castrada de todo esfuerzo personal como el mejor y más justo de los medios para ascender socialmente; no hay vía más certera para saber lo que es un comunista que escuchar lo que vorazmente critica: simplemente yonquis del dinero.