Cartas al director
Cuidado con la inteligencia
Me gustaría volver a ser el joven que fui. A pesar de que estoy contento con mi edad, ser joven fue estupendo entonces. Pero hoy solo me preocupa que mis hijos y nietos no puedan controlar sus mentes, sobre todo en las redes sociales. Por culpa de estas tecnologías, la gente joven nos trata a los mayores en términos despectivos: abuelo, viejuno, rancio, tómese la pastilla, etcétera.
Los que no han cuajado lo suficiente, creen que su juventud será eterna y que, por el hecho de envejecer, dejas de ser lo que fuiste. Estos no conocen el antiguo refrán, de «como te ves yo me vi, como me ves te verás». Y «como te vean te tratan y si te ven mal te maltratan». Esto les está pasando a la juventud del «progreso» les está maltratando la «educación digital». Los está aminorando su capacidad intelectual para comprender al ser humano en todas sus etapas de la vida.
La «educación digital de bolsillo» atrofia el cerebro, aminora nuestras posibilidades de retención y memorizar lo aprendido, nos incapacita para los esfuerzos mentales que requieren concentración. Sobre todo en las mentes de los niños y adolescentes.
Es cierto que en mi juventud íbamos lentos en el progreso, pero más firmes, más auténtico que en esta época maldita, tan optimista y desesperada, que merece la realidad y la capacidad que el hombre tiene para dar un paso atrás y llorar sus errores pasados. Creo en las personas que tienen la gallardía de dar un paso atrás y poder mirar a sus hijos y advertirlos que están en manos de monstruos que tratan de dañarlos y someterlos a los experimentos más desquiciados.
Cuando estás al borde de un precipicio solo hay una manera de ir para adelante, dar un paso atrás. Aunque a muchas personas les cueste dar ese paso atrás. Porque les han inculcado esa idea demente de que el «progreso del progresista» es un designio que no puede ser contrariado, ni rectificado, ni siquiera corregido. Por eso, hoy, no me gustaría ser joven con este progreso que adsorbe la mente de la humanidad…