Si don Antonio levantara la cabeza

La revolución siempre puede desembocar en reacción. «Nuestros políticos llamados de izquierda, un tanto frívolos –digámoslo de pasada–, rara vez calculan cuando disparan sus fusiles de retórica futurista, el retroceso de las culatas, que suelen ser, aunque parezca extraño, más violento que el tiro». Las palabras transcritas son del Juan de Mairena machadiano. Antonio Machado suele dar con frecuencia lecciones de realidad y moderación. Fue un gran escritor y poeta, un hombre «en el buen sentido de la palabra, bueno», que sufrió en sus propias carnes el enfrentamiento cainita de los españoles. Si don Antonio levantara la cabeza, vería con terror que seguimos sin escarmentar, intentando destruir y tirar por la borda lo conseguido en más de cuarenta años, pisoteando una Constitución que ha sido base fundamental en lo que parecía ser la reconciliación definitiva de todos los españoles. Ya un tal Zapatero, de nefasto recuerdo, empezó a hacer experimentos sin gaseosa, con materiales inflamables y destapando el frasco de las esencias de los rencores históricos. ¿Somos conscientes los españoles de que nos están llevando, otra vez, al borde del abismo? La gran revolución, la que ha sido muy positiva para todos los españoles, fue la que se hizo a la muerte de Franco y se plasmó en la Constitución del 78.