Cartas al director
Pedro Sánchez, el alucinador
Alucinador, según la RAE, es aquel que alucina. Y alucina se le atribuye a quien ofusca, seduce, engaña, sorprende, asombra, deslumbra, fantasea. También es atribuible a quien padece alucinaciones, se confunde y desvaría.
En el periódico El Debate del día 3 de julio, aparece esta noticia Pedro Sánchez le roba la inauguración de las Colecciones Reales al Rey Felipe VI, y en el interior se comenta: «Al presidente del Gobierno le ha sido indiferente, y ha decidido recibir hoy a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la Galería de las Colecciones Reales».
Para mí lo grave no es que Pedro Sánchez siga haciendo de las suyas, lo grave es que la presidenta de la Comisión Europea, un gran cargo institucional europeo, que, me imagino, tendrá muchos asesores, haya caído en la trampa del gran narcisista, y haya roto un compromiso establecido por las elecciones generales pendientes que tenemos en España.
También me extraña esta visita a España acompañando a una persona que se presenta como candidato de un partido político, adulándolo en detrimento de otros partidos, en particular, del PP. Y lo más grave aún, despreciando al jefe de Estado Español, según nuestra Constitución. ¿Tampoco sabía Ursula von der Leyen quien es el jefe del Estado Español? ¿A estas alturas de la película, no conocen en Europa a Pedro Sánchez?
Con esta acción de la presidenta de la Comisión Europea, ¿dónde están esos principios y valores con los cuales se constituyó la Unión Europea, principios y valores fundamentales como la unión, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de derecho, la paz, la estabilidad, el respeto por la dignidad humana, los derechos humanos, la solidaridad y la protección para todos los países?
Señora Ursula von der Leyen, estamos en campaña electoral, y eso es favoritismo hacia Pedro Sánchez, es desprecio a nuestra Constitución, y es, también, desprecio a quienes no comulgan ni comparten todo lo que el socialcomunismo de Pedro Sánchez nos está imponiendo. Más seriedad y respeto. ¡Si Carlomagno levantara la cabeza!