Cartas al director
Todo sigue, a peor
Una mañana cualquiera te miras al espejo y no apareces, y al respirar es fácil confundir el latido y el pulso de las cosas. Y del mucho calor al mucho frío no es posible el sosiego. Es difícil ponerse de acuerdo con uno mismo, cuando no con lo demás. Creo que las cosas son indeterminadas, una especie de confusión hasta que no exista un relato verdadero que nos sirva para ordenar y comprender lo que nos está pasando.
Cuando presentamos una experiencia presente o pasada, comienza a existir en nuestra conciencia y empiezas a pensar a través de las palabras que son las que dan sentido a nuestras vidas. Pensar y escribir es ordenar la realidad, o intentar encontrar un motivo sobre el caos.
La situación actual en nuestro país podrá parecer normal por la clase de políticos que nos gobiernan, pero es bastante más grave que la que dejó el final del felipismo: aquella inmensidad de corrupción y terrorismo de Estado en que liquidó los «cien años de honradez» y ni un día más, del PSOE, que reclamaba para sí a comienzo de su primera legislatura el autentico partido fundado por Pablo Iglesias.
Y en 1993, tras la mínima victoria socialista en las generales se rompió el eslogan de la honradez. Así y todo y tan pringados todos, con los votos, los catorce años de gobiernos felipistas y guerristas, (algunos encarcelados) hicieron menos mella por «compensación» en la sociedad y en el sistema que el macabro quinquenio del socialcomunismo de Pedro Sánchez de la nada. La nada no es una mera ausencia de materia, es una condición que devora y destruye todo lo que te rodea, la nada no es un sin sentido, es la ausencia de sentido de todo cuanto manejas.
Y este «socialista» ha superado por decreto todos los males del socialismo, para beneficiar a corruptos, golpistas, terroristas y violadores. Ha creado un agujero negro en la presidencia del Gobierno engañando a todo el mundo, ennegreciendo todo lo que toca…