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Cartas al director

Ofrenda al apóstol

Desde hace años me sigo haciendo la misma pregunta: ¿qué extraña enajenación colectiva se apoderó de Santiago de Compostela para que llegase a gobernarnos gente de esta categoría?

Hemos sido muchos lo que ya hemos visto la película y por eso podemos permanecer, sin dificultad alguna, ajenos a su existencia. Teníamos –y tenemos por desgracia, entre chorreos y burlas– el bautizo civil o apadrinamiento civil, el matrimonio en sus variadas facetas, Las Reinas Magas y lo que nos faltaba, la Sra. alcaldesa inaugura con su mandato la ofrenda civil de la ciudadanía de Santiago al Apóstol al decirle al arzobispo que no pisará suelo bendito.

Mejor inicio o principio de mandato puede ser señal de buen augurio. Augurio civil. Qué fácil resulta que nos creamos más de lo que somos.

No está mal para una nueva alcaldesa progresista amiga de lo políticamente correcto como ella no poner pie en la Catedral compostelana asistiendo a tal acto.

Por eso a veces es tan difícil discernir entre lo que es complejo y lo que es simplemente morralla disfrazada de sabiduría.

Entre ignorancia, demagogia y grosería ojalá que pase pronto este tiempo más que merecido para el olvido.

Dicho sea, con todo el respeto y sin malicia alguna que, feminista como es, no acabe instituyendo la ofrenda civil a la apóstola montada en morada yegua. Sería lo más apropiado e innovador izquierdistamente gobernando en una ciudad Santa. Idea que le regalo, muy a grandes trazos y sin reparar en detalles. Capaz es de tomárselo en serio.