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Cartas al director

La magia de una chistera

Es muy triste que la polarización política y social españolas nos conduzca a desechar lo que más nos guastaría a la mayoría de los españoles, como es una aproximación política constitucional. Ni siquiera de los dos grandes partidos tan solo, sino de todos aquellos que percibiesen, que la suma de ilusiones y esfuerzos nos situaría en mejor disposición de hacer proyecto. Una suerte de poder de concentración, en tanto la tormenta amaine. Pero hay que pisar el suelo. Nuestros líderes políticos persiguen más su interés partidista, que la aplicación inteligente del respeto y de la tolerancia para con los rivales. Lo malo es que nos han contagiado demasiado, y también ahora nosotros nos hemos polarizado en relación con nuestros conciudadanos.

Nunca he discutido tanto con mi familia y amigos como ahora. El bloqueo político es el peor síntoma que nos pueda acaecer. Es manifestación de nuestra división y de nuestro cainismo. Tal vez el prestidigitador que tenemos por presidente consiga finalmente la gobernabilidad. Ojalá así sea.

No será fácil, porque no es fácil negociar con quienes tienen parámetros propios de negociación. El nacionalismo y el secesionismo solo sumarán si alcanzan compromisos estrictamente suyos, y lo que es fantástico para ellos es inversamente proporcional para la unidad. No se les ilusiona con el bienestar de España. A Junts per Catalunya le da exactamente igual la gobernabilidad de España. Una pena, con esos magníficos resultados habidos en Cataluña, que aunque se revistan de coyuntura por las circunstancias, ponen de manifiesto la españolidad de esa tierra hermosa y plural que es Cataluña.