Cartas al director
Usted no puede quitarles el derecho de ser idiotas
«Las masas nunca estuvieron sedientas de verdades. Se alejan de la evidencia que no es de su gusto y prefieren deificar el error si el error las seduce. Quienquiera que sea capaz de proveerlas de ilusiones será fácilmente su amo; quienquiera que intente destruir sus ilusiones será siempre su víctima» Gustave Le Bon, Psicología de las masas.
En «La educación en peligro» Enkvist cita a John McCrone, «El mito de la irracionalidad», para mostrarnos la deriva que lleva la educación en Occidente. Como no sabía nada de él me fui a Google que, con sus arcanos algoritmos, me derivó a otra cosa muy distinta, «El mito del votante racional. Por qué las democracias prefieren las malas políticas» de Bryan Caplan. ¿Podrían encontrar respuestas los decepcionados que esperaban un castigo ejemplar para el doctor de las amistades peligrosas?:
«Los electores son algo peor que ignorantes: son, en una palabra, irracionales, y votan en consecuencia. […] el sentido común nos dice que sentimientos e ideologías ―y no únicamente los hechos desnudos o su elaboración― influencian considerablemente nuestro juicio racional […] En democracia, la principal alternativa al gobierno de la mayoría no es la dictadura, sino el mercado.»
Y cita a Ronald Coase, otro economista. Al contrario de la democracia, «la disciplina que impone el mercado garantiza que, en un entorno empresarial, las decisiones se van a mantener en el rango de lo racional. No es probable que el empleado de una empresa que compra algo por diez y lo vende por ocho vaya a poder seguir actuando así mucho tiempo. Alguien que se comporte de ese modo en su entorno familiar puede hacer desdichados a su mujer e hijos durante toda su vida. Un político que despilfarre a lo grande los recursos de su país puede disfrutar de una carrera de éxitos».