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Cartas al director

Otegi y Ortega Lara

Un recurso empleado cada vez más en las obras del género de ficción es el de los saltos en el tiempo, que últimamente se complica con el añadido de los saltos en el multiverso o supuestos universos que existirían junto al que habitamos. Y algo de eso pensaríamos que habría sucedido si, hace tan solo unos pocos años, nos hubieran dicho que, mientras que el partido donde militase Ortega Lara (que padeció 532 días secuestrado por ETA en un zulo peor que inhumano) iba a ser tratado con una generalizada actitud negativa de descalificación moral por casi todos los partidos y medios de comunicación, el partido del proetarra Otegi iba a erigirse en apoyo y pieza fundamental del Gobierno de España. Lo anterior sólo lo hubiéramos creído si nos desvelasen que el de Ortega Lara se dedicaba a soltar violadores y pederastas, pactar con independentistas y cosas así; mientras que el de Otegi se había convertido en un partido de penitentes arrepentidos que iban pidiendo perdón por el dolor causado a las víctimas de ETA. Pero no es así: Ortega y Otegi siguen defendiendo hoy lo mismo que defendían ayer. Y esto demuestra la velocidad con que nuestra sociedad se ha ido degradando y la peligrosa pendiente en la que nos encontramos.