España en jaque

En vísperas a la constitución de las cortes el próximo 17 de agosto, el crítico enjuiciamiento de la información que paulatinamente vamos conociendo evidencia la jugada, como si de una partida de ajedrez se tratase, que va a suponer la XV legislatura de nuestra democracia: a pesar de haber perdido, Sánchez se siente presidente «in pectore» y, consciente del necesario «sí» del prófugo Puigdemont, comienza a desplegar su estrategia; tras los indultos a los golpistas catalanes, la torticera reforma del código penal «ad hoc» y la colocación de Conde-Pumpido al frente del Tribunal Constitucional en el anterior mandato, no han de resultar agua de borrajas las actuales filtraciones procedentes del entorno de Yolanda Díaz sobre el deseo de que en el parlamento de España se debata en otras lenguas que no sea el español, la insistencia del casi extinto Podemos en que sea un independentista, enemigos de la unidad del país, quien ostente la tercera autoridad del estado como presidente de la cámara baja, o la «renuncia» –causal– de Batet a revalidar el cargo, pues todo parece encauzarse a maquillar de cualquier forma el proceso constituyente que pretenden iniciar, una partida de ajedrez, como digo, que resultaría un paralelismo anecdótico si no fuera por el jaque que en que pone al Estado de derecho y la Constitución española.