El Senado: necesario contrapeso

En una de las tertulias que porticaron la constitución de la XV legislatura de nuestra democracia, la periodista Ana Pardo de Vera, de evidente parcialidad hacia la izquierda, puso en duda en la primera de televisión española la «utilidad del Senado tal y como está configurado actualmente»: fue entonces cuando caí en la cuenta de que a pesar de las críticas de las que ha sido constantemente receptora esta institución, hoy se revela como el necesario contrapeso –ante una mayoría que todos han convenido en llamar «progresista» cuando en realidad quieren decir «separatista» e «independentista»– que España requiere y que sirve de freno ante cualquier anomalía del ejecutivo que opere en contra de la Constitución española, y es que con una mayoría absoluta del Partido Popular que le permite ostentar la presidencia de la cámara alta se abre en el horizonte la posibilidad de ralentizar iniciativas que requieran de consultas o recursos al constitucional –Conde-Pumpido mediante– o rechazar el techo de gasto en un evidente «café para todos» del gobierno; una institución el Senado que, como parte del engranaje democrático de España, agua la fiesta, no solo a Pardo de Vera, sino a todo el devocionario reaccionario de la más radical izquierda que nuestro país haya conocido desde 1978.