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Cartas al director

Golpe al avispero

Asistimos atónitos a las terribles imágenes que nos llegan de Tierra Santa, muerte y desolación dejan paso a una terrible sensación de frustración por parte del espectador español. Un conflicto enquistado desde hace décadas que regresa de nuevo –si es que se marchó alguna vez– poniendo en peligro la estabilidad mundial. Árabes e israelíes se enzarzan nuevamente y se ha de suponer que el 7 de octubre 2023 quede marcado como uno de los días más oscuros del conflicto, lo que supondrá, sin duda, una ofensiva sin precedentes por parte de las fuerzas armadas israelíes en los territorios ocupados. Hamás ha conseguido lo que buscaba: herir el orgullo hebreo, sembrar el terror al otro lado de la Franja de Gaza, volver a ser el foco de atención del mundo entero y la previsible respuesta israelí que ocupará todas las portadas de los medios de comunicación internacionales. Esto ya no se puede parar, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su gobierno quedan muy tocados por la falta de previsión y por la brecha de seguridad que la mayor agencia de espionaje de la Tierra –el Mosad– no han sabido valorar. Israel constata, una vez más, como la debilidad interna y el tiempo destinado al descanso vuelven a servir a sus enemigos para asestarle golpes certeros, en esta ocasión por la división de su pueblo derivada del proyecto de reforma judicial y el Sabbat. Estos atentados dejan dos consecuencias evidentes: primero, la depuración de responsabilidades, altos cargos del Estado de Israel serán apartados de sus puestos de responsabilidad cuando menos; segundo, la intervención militar por tierra, mar y aire en la Franja de Gaza, si bien el número alto de rehenes en manos de Hamás podría ralentizar dicha operación. Queda por ver si EE.UU. consigue aplacar o no a su aliado incondicional en la toma de represalias contra Irán, cuya vinculación con los atentados puede confirmarse o desmentirse en los próximos días. Sin lugar a duda las declaraciones de sus dirigentes felicitando la «hazaña», a la vez que se desmarca al gobierno persa de lo ocurrido, no pasarán desapercibidos para las autoridades sionistas.