Cartas al director
Nuestro presidente se ha cambiado el nombre
En estos tiempos en los que uno puede cambiarse de sexo, de nombre y de todo lo que se le ocurra, ha hecho bien nuestro presidente en cambiarse el nombre; eran tantas las descalificaciones que recibía que ahora afronta sus funciones con un nombre limpio.
¿Y cual es el nombre que ha asumido? Pues uno muy excelso: España.
Sí, así lo ha hecho y lo podéis comprobar pues él mismo lo ha difundido en el Comité Federal de su partido del pasado sábado día 28, al afirmar que concedería la vergonzosa amnistía al cobarde delincuente y prófugo Puigdemont, asegurando que lo hacía por el interés de España. Que yo sepa, el único que tiene gran interés en el perdón de ese fugitivo es nuestro presidente y, por tanto, se llama España. El pueblo se siente burlado.
Y añado, hay que hacerle caso, ya que él nunca miente. No mintió cuando afirmaba que él hizo su tesis doctoral, y que no la copió. Tampoco cuando afirmaba con rotundidad que jamás tendría un Gobierno con Podemos, pues con ellos solo habría hambre, cartillas de racionamiento, falta de libertad. Igualmente que no pactaría nunca con Bildu (y lo repitió varias veces), ni con independentistas o golpistas. Nuestro presidente, ahora llamado España, es una persona seria, formal, veraz y capaz de conseguir un País próspero y colosal.
Dejando a un lado la ironía, hay que considerar que se llame como se llame, Fray Mentiras, Pedro I el Mentiroso (como le llama Luis del Val) España o Pedro Sánchez, es la persona más falsa de cuantos viven de la política en países democráticos, es lo más indigno que puedas encontrar, como mentiroso no te digo nada, egocéntrico, altanero, truhan…