Cartas al director
Socialización de la mentira
De las cuatro entradas que aparecen en el Diccionario de la R.A.E. vigésima tercera edición en línea, uso la tercera: «Extender al conjunto de la sociedad algo limitado a unos pocos»; un ejemplo: socializar la cultura.
Encomiable propósito el que se presenta con este término, divulgar a todos lo que pertenece a unos pocos. Sin embargo, esa ampliación social, esa socialización, en algunos casos no se corresponde con algo de interés para el conjunto. Hace apenas unos años los terroristas en España planearon, y lograron, «socializar la muerte», esto es, divulgar el temor a sufrir un atentado, y que no afectara sólo a las fuerzas de seguridad, políticos o periodistas.
Hoy estamos sufriendo otro modo de generalización: las falsas noticias, las fake news, o infundios, patrañas o mentiras, casi siempre maliciosas. La dificultad para distinguirlas (hay que recurrir a varias fuentes para verificar su certeza), y la vertiginosidad de la vida actual hace que renunciemos a ello, con lo que se nos cuelan no pocas.
A este recurso no es ajena la vida política, bien sea mediante el uso de la mentira, de las medias verdades, o el permanente «cambio de opinión». Estamos ante una grave situación, porque esta peculiar socialización de la mentira produce entre la población hartazgo y desinterés por los asuntos públicos que nos conciernen a todos, resultando en consecuencia rentable a quien la practica.