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Cartas al director

El presidente infringe la Constitución

Siempre he pensado que los nacionalismos son el peor cáncer de la comunidad. Anteponer lo que ellos consideran nación, una creación del Romanticismo, en virtud de unas tradiciones, cultura o lengua comunes, a la persona y sus derechos es una aberración que genera muchos males, como lo estamos viendo en España. La descentralización es una estructura útil para la administración de las cosas comunes, por cuanto conforme al principio de subsidiariedad, el ciudadano se dirige a la Administración más cercana para solucionar sus problemas y las de base territorial superior van actuando subsidiariamente, conforme está recogido en el artículo 5 del Tratado de la Unión Europea. Para el nacionalista, es la nación el elemento de adoración, llegando a una pérdida de la personalidad por diluirse en la nación. España, en su Constitución, recoge la autonomía de nacionalidades y regiones, en un plano de igualdad. El supremacismo soberanista de cualquier nacionalidad o región es contrario a nuestra, Constitución, pero es el caso de que el presidente en funciones está conculcando el ordenamiento jurídico a costa de la compraventa de votos para su investidura.