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Cartas al director

Demogracia

Este es el término que mejor encaja en lo que apunta ser una próxima democracia fallida, si alguien no lo remedia antes. Y digo fallida porque no se puede llamar democracia a un sistema político donde la división de poderes, en crisis, está seriamente amenazada. La independencia judicial no está garantizada al estar en manos del sectarismo de los partidos políticos. Situación grave.

¿Cómo es posible hablar de independencia judicial cuando el nombramiento de jueces, en buena medida, se hace en función de cuotas asignadas a los partidos políticos? ¿Qué es esto de oir hablar a ciertos políticos con alta responsabilidad de «nuestros jueces, sus jueces» y terminología semejante? Ya la división al uso entre jueces conservadores y progresistas es un pésimo síntoma. ¿Desde cuándo en un tribunal de garantías como es el Tribunal Constitucional se nombra a miembros que pertenecieron al actual Gobierno o estuvieron seriamente comprometidos con él? ¿Es esto democracia? Me hace gracia. Y pensar que todavía hay «Cándidos» que lo creen. Este no es el camino.