Tenemos razón

Tenemos razón quienes rechazamos la pretensión del presidente del Gobierno de levantar un muro para separar a unos españoles de otros, a riesgo de que ese muro acabe de nuevo en trinchera. Tenemos razón quienes nos indignamos ante el mercadeo de impunidad para los políticos golpistas a cambio de sus votos, justificándolo –puro cinismo– porque «las circunstancias son las que son», a costa de la separación de poderes y el fundamento del Estado de derecho. Tenemos razón quienes sentimos repugnancia al ver a los legatarios de ETA jactarse de su papel en la gobernabilidad de España. Ellos, que durante cuatro décadas nos señalaban como objetivos a sus sicarios. Tenemos razón quienes sostenemos que el próximo Gobierno, que tanto presumirá de «progresista», en realidad se sustentará en las fuerzas más retrógradas de nuestro espectro político: el PNV, fundado por un racista del que deberían avergonzarse; ERC y Junts, golpistas y competidores en la matraca nacionalista; Bildu, apologetas del terrorismo etarra al que homenajean en cada aquelarre –ongi etorri le llaman– con que reciben a los asesinos excarcelados. Tenemos razón quienes nos rebelamos ante la pretensión de romper la nación de todos para crear un engendro plurinacional a golpe de privilegios para unos y trágalas para otros. Y todo por la ambición de un farsante que se piensa Maquiavelo. Tenemos razón, y a la vista de las calles, cada vez más fuerza para defender que otro camino es posible, y que no pasa por levantar muros ni despreciar a más de la mitad de la población. Y tarde o temprano habrá que recorrerlo.