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Cartas al director

El mentiroso con permiso

Es posible que la vida comunitaria se volviera insoportable si todo el mundo fuese siempre con la verdad por delante. Y por eso han inventado la posverdad, para cambiar en cualquier momento de opinión y conceder inmunidad e impunidad a la difusión deliberada de bulos, infundios y patrañas. Siempre que sirvan a una intención sesgada o partidista.

La posverdad existe porque el cuerpo electoral de una idea, no solo se muestra cómplice con la falacia y la mentira, sino que le otorga de antemano su confianza y su voto. La posverdad no es un nombre posmoderno de la mentira, ni una variante de la evolución tecnológica, ni tampoco de la inteligencia artificial, sino un estado de moral y conciencia donde la verdad y la realidad no importan nada. Donde la razón cede ante la sinrazón y donde la falta de valor de la palabra destruye los fundamentos elementales del ser humano.

La aceptación de la mentira y sus imposturas verbales han contribuido al éxito de Pedro Sánchez, ha logrado que sus votantes le den permiso para que cambie de criterio cuando le dé la gana y más le convenga. Sus incumplimientos, sus ocultaciones le otorgan el engaño del trilero, (por la mañana bolita por aquí y por la tarde bolita para ya) todo lo que está penalizado como una estafa o un fraude en cualquier régimen de libertades. Solo lo permiten las dictaduras bananeras.

No estará Pedro Sánchez montando una parodia, con la exigencia y el permiso de sus aduladores para extinguir como si nada y de la manera más patética posible. Lo que hemos construido y vivido durante varias décadas en democracia. Cuando las cosas no ocurren de golpe, como lo hacen los golpistas, sino que gotean poco a poco, es tarde ya, cuando nos hemos dado cuenta el agua nos ahoga, la democracia se electrocuta y el engaño se convierte en dictadura…