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Cartas al director

Moral en la tecnología genética

Trabajando en las diversas áreas que nos llevarán hacia las elecciones europeas de junio 2024, sin duda, el mundo de la genética posee una importancia más de lo que pensamos. Llevo algunos meses leyendo, estudiando y hablando con doctores en la materia para tener cuatro ideas claras y que sean primeras lanzas desde el mundo político. Los cristianos de hoy hemos de estar a la altura de lo que se nos exige y, parece ser, que la ingeniería ética es equipo de segunda división cuando no debería serlo. Estos días, Jennifer Doudna, además de su Nobel, anda dando algún reportaje que otro, pero hay tintas que no ha tocado.

Sabemos que los avances de la terapia genética proporcionan grandes esperanzas para el tratamiento de enfermedades, hoy incurables, pero también tengo por cierto que es posible que no pocos científicos se pasen de la línea roja donde los nuevos conocimientos lleven a intentar manipular el acervo genético humano. Pienso que estos desafíos a nuestra dignidad y humanidad son los que andan en el fondo de la inquietud que nos causan la ciencia y la tecnología genética.

Miedo me da que se inicien en juguetear a ser dioses desde el poderío científico y se dediquen más a seleccionar que a curar enfermedades. Científicos y no creyentes desprecian con demasiada facilidad las grandes normas éticas. Desean convertirse en creadores de vida y no sólo desean crear vidas, sino que deciden quién merece vivir o morir (selección genética y aborto), y no según criterios morales, sino en función de criterios somáticos y genéticos; además, ofrecen la esperanza de salvarnos nuestros pecados y defectos genéticos (terapia e ingeniería genética).

Nadie nos ha dado permiso, autoridad creativa y selectiva, o la réplica implícita de que la teología justifica actuar como cocreador con Dios para superar las enfermedades y el sufrimiento del mundo. Pensemos solamente si los científicos son considerados creadores, los demás tendremos que estar ante ellos como suplicantes criaturas impuras. Preocupante.

Claramente, ante los próximos comicios europeos habrá que hacer reflexionar a la esfera pública qué les parece que existan unos gurús científicos que por sus bemoles decidirán quién va a vivir y quién a morir basándose en los méritos genéticos sabiendo que ya existe una especie de poder divino en manos de la medicina genética. Me da que tal poder no hará más que crecer y esto nos debe sacar de nuestras casillas. El tema se las trae y habrá que seguir trabajando seriamente.