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Cartas al director

No puede ser

No puede ser, no puede ser... y esto no es la romanza de la Tabernera del puerto. Es, simplemente, lo que está ocurriendo en España, porque no es creíble que, en un país integrado en la Unión Europea, su presidente llegue al extremo al que ha llegado con el único y exclusivo fin de seguir en la presidencia. Si los pactos eran vergonzosos para todos y cada uno de los españoles, menos para Sánchez y el rebaño que mantiene. Ya, la otra parte contratante, había avisado que la ley de la amnistía con que se llegó al acuerdo de investidura solo era el comienzo y tanto que era solo el aperitivo porque la misma ley se va engordando a extremos cada vez más enfermizos, propios de mentes enajenadas, que lo que hace Sánchez es vender trozos de la soberanía nacional, y llegar a conclusiones –aún sin concluir– como beatificar el terrorismo de Puigdemont, Tsunami, CDR... que apalearon policías que cumplían con su deber y cortaron carreteras y aeropuerto, con el ánimo de declarar uno lateralmente la independencia de Cataluña . Y no puede ser que la autoridad de que deberían estar revestidas las instituciones quede vertida en un estercolero y el nombre de España ya se ponga en entredicho en Europa. Bien aprendió Sánchez –si es que no venía ya aprendido– tras aquel abrazo con Iglesias que le garantizó un aprendizaje acelerado de cómo se hacían las cosas en las repúblicas bananeras y nos salió un alumno aprovechado. España lo sufre. No puede ser... y estamos empezando.