Lluvia de iluminados

Llover no lloverá, pero los embalses los tenemos llenos de iluminados e iluminadas. Por mucho que profesores y maestros pusieran sobre aviso de que la ley Celáa tendría efectos muy negativos, especialmente por la abolición en la Educación del esfuerzo en los estudios, toda vez que se podía pasar el curso cargado de suspensos, la hoy embajadora en la Santa Sede hizo caso omiso. La continua y meditada desaparición de las Humanidades en los planes de estudio, con lo que se elimina a los jóvenes el hábito de pensar y buscar el porqué de las cosas, lleva a no comprender lo que se lee, si es que alguno coge el vicio loable de la lectura, sin que las Matemáticas, por ser de Ciencias, no precisen también una comprensión filosófica. La señora Celáa se mantuvo en sus trece y ahora, cuando el informe Niza nos pone a la cola, en plan triunfalista, como acostumbra a cada traspiés, el presidente anuncia a bombo y platillo que se van a destinar 500 millones a reforzar las enseñanzas de Matemáticas y Comprensión de la Lectura. Poco éxito tendrá si no se empieza por la base del esfuerzo de los estudiantes, por mucho que aplaudan todos esos borregos humanos cuya especie interesa tanto mantener.