Cartas al director
Tractores
El campesinado europeo está llegando al límite. Veo en un canal internacional una pancarta reivindicativa cuya traducción literal reza: «Nuestra muerte será vuestra hambre» que demuestra bien a las claras la desazón e impotencia del agro europeo; no son siervos de la gleba ni galeotes de secano trabajando de sol a sol. Gracias a su tenaz y estoica labor, la sociedad satisface la más elemental de las necesidades: el sustento. Debemos hacer nuestras las reivindicaciones de los campesinos europeos, españoles. La clase política debe salir de sus lujosos y asépticos despachos: madrugar, soportar frío o calor, pisar la tierra ensuciándose los zapatos, oír el latido del campo, oler su sudor y no desahuciar sus justas reivindicaciones arrepanchigados en sus sillas poltronas; sostenibilidad y rentabilidad pueden y deben ser compatibles. Normativa laxa para los productos provenientes de otros continentes y draconiana para nuestra gente suponen la muerte del sector primario europeo. La pauperización del agro europeo, español, es una tragedia de incalculables consecuencias.
¿Veremos una huelga general agraria europea, sin violencia ni fuego, no luchando entre sí, pero contundente? «Los campos están vacíos y es que en la carretera hay campesinos que cogieron los tractores muy de mañana y ahora están las cunetas todas plagadas», reza una estrofa de la popular canción en defensa de campesinos y ganaderos, del sector primario, savia de la vida.