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El cerco se va cerrando, señor Sánchez, la Unión Europea empieza a tomarse en serio, y a estar preocupada, por lo acontecido en España en 2017 a raíz de los hechos acaecidos con el procés catalán.

Un informe de la Comisión Europea sostiene que «líderes del movimiento independentistas catalán, mantuvieron contactos en varias ocasiones, con miembros de la inteligencia rusa y del crimen organizado». Este informe coincide con lo investigado por la Guardia Civil, la cual manifiesta que el expresidente catalán, don Carlos Puigdemont, no sólo aceptó las demandas del emisario ruso, don Nikolay Sodovnikov, agente del Ministerio de Exteriores de Rusia, con el que se reunió justo antes de la declaración unilateral de independencia de 2017, sino que, además, ordenó poner en marcha las condiciones que le ofertó el agente extranjero a cambio de financiar el procés.

Para el juez don Joaquín Aguirre, el encuentro que el señor Puigdemont mantuvo con el señor Sodovnikov constituye un posible indicio de un delito de traición que, de ser imputado el expresidente catalán, complicaría de gran manera la tramitación de la ley de amnistía.

Como es conocido, el juez Aguirre ha extendido por seis meses más la investigación sobre la interferencia de Rusia en el proceso de independencia de Cataluña. Qué casualidad, que don Pedro Sánchez Castejón, hace unos días, haya planteado acortar el tiempo de las investigaciones judiciales, abriendo de este modo una puerta para modificar la Ley de Enjuiciamiento Criminal. ¡Qué gran coincidencia!

Y de lo que personalmente estoy seguro es que don Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, al pactar su investidura al Gobierno de mí nación con el señor Puigdemont, conocía al detalle la relación de su socio con Moscú.

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